El senderismo, tal como lo conocemos actualmente es una evolución del excursionismo, de la práctica tradicional de caminar por el monte, cuyos recorridos, en principio eran señalizados por pequeños hitos de piedras.   Con el tiempo se usaron pinturas, sólo de un color, a modo de puntos o trazos, que aún se pueden ver por algunas de nuestras sierras.  En 1972 hubo un requerimiento de la federación francesa de senderismo a la española, indicando que se había llegado en el trazado del GR 7 hasta la frontera española y que se continuara dicha señalización hasta Tarifa.  Se descubrió que los recorridos se señalizaban y de una manera concreta.  La primera marca de un GR se puso en la localidad tarraconense de Tivissa en 1975.  En Aragón, comienza su andadura en 1989, con la señalización del GR 11.

Con el aumento de la movilidad de la gente, los excursionistas comenzaron a desplazarse a lugares remotos, con escasas infraestructuras y con dificultades de acceso rodado, para realizar caminatas de larga distancia por esas regiones.  Surge así el treking.

Una práctica eminentemente montañera, se va transformando, suavizando, y hoy en día es fácil ver senderos por los valles (GR 99 o sendero del Ebro), e incluso por las costas españolas (GR 233 del litoral menorquín o Camí de Cavalls).  El usuario cambia, ya no son deportistas en busca de aire libre, se busca paisajes distintos, naturaleza, etnografía, gentes, experiencias.  Surge el senderismo temático o experiencial.

El senderista actual es heterogéneo, discurre de quien participa en una andada popular, buscando una caminata segura, con buen ambiente, y quienes se adentran por perdidos valles del Nepal.  Hay quienes se conforman con el paseo por el sendero alrededor del río por recomendación médica y quienes caminan durante días por un sendero de Gran Recorrido.

Todo es senderismo, según cual quieras practicar, necesitarás un equipamiento, una formación y una preparación física o psicológica distinta.

Y tu ¿Qué senderismo practicas?